La disfunción eréctil (DE), comúnmente conocida como impotencia, es una enfermedad muy extendida que afecta a muchos hombres. Se caracteriza por una dificultad persistente para lograr o mantener una erección suficiente para un rendimiento sexual satisfactorio.
Los medicamentos orales han demostrado un éxito significativo como tratamiento para muchos hombres con disfunción eréctil.
Entre ellos se encuentran el sildenafilo (Viagra), el tadalafilo (Adcirca, Cialis) y el vardenafilo (Levitra).
Estos medicamentos mejoran la función sexual al potenciar los efectos del óxido nítrico, una sustancia química natural producida por el cuerpo que relaja los músculos del pene, mejorando así el flujo sanguíneo y permitiendo una erección en respuesta a la estimulación sexual.
Aunque no todos los casos de disfunción eréctil están relacionados con niveles bajos de testosterona, cuando lo están, la terapia o sustitución de testosterona puede ser una opción de tratamiento viable. Este método de tratamiento es particularmente eficaz para los hombres cuyos síntomas de disfunción eréctil son causados o exacerbados por niveles reducidos de testosterona.
Las inyecciones en el pene, como el alprostadil intracavernoso, son otra opción de tratamiento de la disfunción eréctil. Estas inyecciones mejoran el flujo sanguíneo al pene, lo que a su vez mejora la función sexual y la capacidad de lograr y mantener una erección.
Un dispositivo de erección al vacío (DEV) es una opción de tratamiento no invasivo para la disfunción eréctil. Funciona utilizando el vacío para hacer llegar la sangre al pene y crear así una erección. Este dispositivo puede ser especialmente útil para los hombres que no pueden tomar medicación oral o que no responden a otros tratamientos.
Para quienes buscan intervenciones no quirúrgicas, la terapia intrauretral implica el uso de supositorios uretrales. Este método de tratamiento mejora el flujo sanguíneo al pene y puede mejorar la función sexual de los hombres con disfunción eréctil.
Las modificaciones del estilo de vida pueden mejorar significativamente los síntomas de la disfunción eréctil. Cambios saludables como adoptar una dieta equilibrada, reducir el consumo de alcohol, dejar de fumar e incorporar una actividad física regular pueden tener un profundo impacto en la función eréctil y el bienestar general.
En ocasiones, la disfunción eréctil puede desencadenarse o empeorar por factores psicológicos como el estrés, la ansiedad u otros trastornos mentales. En estos casos, el asesoramiento psicológico o la terapia sexual pueden ser muy beneficiosos, ya que ayudan a los hombres a abordar y tratar estos problemas subyacentes.
En casos graves de disfunción eréctil, o cuando otros tratamientos no son eficaces, puede considerarse la cirugía. El principal tratamiento quirúrgico consiste en la inserción de un implante de pene (también llamado prótesis de pene). Sin embargo, esta opción suele considerarse el último recurso debido a los riesgos asociados y a la naturaleza irreversible del procedimiento.
A la hora de elegir un tratamiento para la disfunción eréctil, es fundamental tener en cuenta tanto las preferencias personales como las de la pareja. Las estrategias para tratar la disfunción eréctil en pareja implican una comunicación abierta sobre la enfermedad, la comprensión de las opciones de tratamiento y el acuerdo mutuo sobre el tratamiento elegido. Se recomienda consultar a un profesional sanitario para tomar una decisión bien informada.